STARMAN y el fin del siglo XX

/ Farewell

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Durante diciembre de 2015 me preguntaba cuando re aparecería Starman. Me preguntaba que haría de nuevo. Esperaba algo, una aparición en televisión, algún disco… Esperaba eso a lo que Starman nos tenía a todos acostumbrados: a la permanente reinvención del personaje. Jamas pensé que la respuesta a esa pregunta sería tan contundente como demoledora: un nuevo álbum y algunas horas después, su muerte.

El 10 de enero de 2016, a solo dos días de su cumpleaños 69 y de la publicación del álbum Blackstar, Starman, David Bowie, quien cayera a la tierra a mediados del siglo XX, se marchaba.

Algunos meses despues, alguien escribió en un comentario en Facebook: “son malos tiempos para la industria de la música, se han ido dos grandes en menos de tres meses“comentando también la partida de Prince. Cierto, pero no son malos tiempos sólo para la industria de la música. Son malos tiempos para todos porque estamos asistiendo, no sin sorpresa, a la desmaterialización de las últimas encarnaciones reales y originales del escenario pop del siglo XX, ese siglo que en muchos ámbitos se niega a desaparecer.

No es posible entender el sentimiento común de tanta gente ante este lento desvanecimiento sin fijarse en la partida de Greg Lake hace pocos días, la de Keith Emerson en marzo pasado, la partida de Prince en Abril, Glenn Frey, George Martin, Leonard Cohen, Robert Vaughn, Fidel Castro, Gene Wilder, George Kennedy, Umberto Eco, Alan Rickman, Leonard Nimoy en febrero de 2015, o antes, en la desaparición de Gustavo Cerati en septiembre de 2014,  por nombrar solamente a algunos de los nombres que vienen a mi mente sin jerarquía alguna.

De alguna manera, en nuestra cultura contemporánea sobre acostumbrada a lo desechable y a lo reemplazable, estos y otros nombres eran parte de la cada vez más pequeña lista de los que permanecen, de los que se muestran resilientes y que de una u otra forma están siempre presentes, brindando estructura y continuidad a nuestro particular zeitgeist.

En particular, ese era el rol de Starman, ese era el rol de David Bowie.

/ Looking for Satellites

Este año el verano es cálido al oriente. El barrio se densifica de a poco en una ciudad que se convulsiona por los vientos de cambio. Es probable que la ciudad no lo resista. La gente recorre el barrio y habita una curiosa manifestación de ruralidad empaquetada en casas de un piso trazadas en pasajes que perforan las manzanas. Las mariposas huyen de los jardines universitarios embravecidos. En algunas esquinas sobreviven las casonas de los grandes propietarios de principios del siglo XX. Incluso, en algunas de ellas se pueden comprar helados, cuando los hay, y su color evoca la canción…es un verano naranja… Ha caido la tarde. Pronto es de noche…es una noche tibia y el niño, sentado en el jardín mira el cielo oscurecido y las escasas estrellas que se pueden observar a simple vista. De pronto lo ve. Es un objeto luminoso que describe una trayectoria imposible en el trazado estelar que se impone a la luz de la ciudad. ¿Qué es eso, abuelo? El hombre acababa de dar un paso fuera del pórtico de la casa. Mira hacia el cielo. ¿Qué es qué? pregunta. ¡La estrella que se mueve, tata! responde el niño. Transcurren unos segundos hasta que se escucha la voz del hombre nuevamente ¡Es un satélite!

El niño siente que todas las fantasías construidas mirando esas series en blanco y negro en la tv podrían ser reales…¡los satélites existen! ¡Estoy mirando uno justamente sobre mi ciudad!…La voz del hombre suena otra vez – Reconocerás los satélites porque van en línea recta hasta desaparecer- El niño asiente. Mira de nuevo y el satélite se ha ido…¡Los satélites van muy rápido, ya no lo veo! Desde dentro de la casa se cuela el sonido de una radio…el locutor presenta las novedades en música internacional…habla de un extraterrestre que ha aterrizado en Londres…el niño sigue buscando en el cielo.

La ciudad no ha sido capaz de soportar los vientos de cambio. Una erupción de odio y mediocridad ha hecho reventar los cielos. El niño juega ahora con amigos encerrados en los jardines, trepando muros, escondiéndose en los techos para mirar el atardecer. Por las noches, los ruidos metálicos y explosivos del odio se hacen omnipresentes. Por las mañanas se pueden encontrar fragmentos de acero y sangre esparcidos por los suelos. El niño camina al colegio en medio de mañanas confusas.

Por las tardes parece  todo más lento hasta que la gente comienza a correr al son de lejanas sirenas. No puede quedar nadie en las calles cuando las sirenas se callen. Las cenas familiares se han llenado de murmullos y comentarios acerca de jornadas de atrocidad. El abuelo se encierra en su habitación todos los días a la misma hora. Cada dia de la habitación escapan extraños ruidos electricos. Voces lejanas, envueltas en estática que de pronto se acercan para luego volver a alejarse. El niño contra la puerta, escucha y se pregunta si será esa la voz de los satélites.

 

/ We could be heroes

Lo ilegal se ha hecho legal. Lo impensable se ha hecho cotidiano. Es el mundo de revés. No hay mucho espacio para mirar afuera. La telepantalla se ha vuelto omnipresente y solo muestra el interior de la caja. El niño busca en las lejanas ondas de radio por esas voces que permiten reconstruir el relato de un mundo que parece cada día más lejano e irreal. “Banda de 11 metros”… extraño nombre para un dispositivo que permite enlazarse con gentes lejanas, gentes que el abuelo y su padre comentan se encuentran en sitios fuera de la caja. ¿Se puede estar fuera de la caja?

Es domingo. Un domingo soleado. La radio suena a todo volumen. Es el dia del programa que dura toda la mañana. Es un programa inusual para la radio en el que desfilan solo gentes de fuera de la caja. Entre ellos aparece Starman, el mismo que había aterrizado en Londres hace unos años atrás mientras el niño buscaba satélites. El locutor lo presenta como Bowie… David Bowie.

 

/ Fashion & Fascism

Por las tardes ya no todo parece tan lento. La gente comienza ya no corre necesariamente al son de lejanas sirenas.  Las cenas familiares se han llenado de historias acerca de atrocidades y las calles se llenan de gentes que ya no dan mas de sí. La caja resuena y se agrieta. La telepantalla en colores vomita alienación made inside the box. La música se apropia de los fines de semana. Las mariposas huyen de los jardines universitarios embravecidos una vez más. El joven recorre las calles de siempre, pero ahora se perciben diferentes. Atardece, las primeras luces de los edificios aparecen tímidamente.

Ya no es necesaria la banda de 11 metros. La mierda ha sobrepasado los límites y desborda la caja. Sabemos que lo que nos han dicho no es cierto. Sabemos que dentro de la caja todo es un circo grotesco. El colegio ha sido tomado por sorpresa. Un grupo de estudiantes decididos han cerrado las puertas y preparan la resistencia. Los que desean abandonar el previsible asedio pueden marcharse. De la nada han aparecido vehículos militares que rodean el colegio. Comienza el asedio, comienza la presión.

Personas dinamitadas. Silencio. Personas desaparecidas. Silencio. Personas quemadas a lo bonzo. Silencio. Terremoto y represión. Silencio. Ya no se puede respirar. Hay que salir de la caja. Casi como una promesa de tiempos mejores, la música transporta a lugares donde no parecen ocurrir estas cosas. Se trata de identidades paralelas y fugitivas que casi no se pueden contener, que se desvanecen, que son lejanas. El joven camina por el parque teñido de humedades. En una banca se deja llevar por la música que suena en los auriculares del walkman. Entonces percibe los elusivos ecos de lo que cree es estar fuera de la puta caja…ecos que se construyen con la luz de una tarde invernal reflejándose en los metales y cristales de una ciudad cada vez menos vivible.

 

/ Open Box?

Ha caído el muro. El joven camina desorientado luego de saber la noticia. El mundo de los buenos y los malos ha quedado en el camino. Solo algunos meses antes, la mismísima caja se ha convulsionado hasta partirse en dos. Pero la sensación de encierro permanece. ¿es que no se ha abierto de verdad?  Pero ha ocurrido algo especial. Starman está más cerca de lo que estuvo nunca. Está en la ciudad. Estará solo una noche. No hay dinero para verle. Solo queda caminar cerca de ese estadio donde Starman encenderá sus máquinas para que el sonido lejano, al menos por momentos, haga creer que la caja se ha abierto.

 

/ Wall of Sound

Resiliencia. Una palabra que se podría clasificar en la misma columna que “banda de 11 metros”. Son tiempos sobrecargados. La relatividad postmoderna abre las puertas a negocios descarados sobre territorios liberados. Las guerras son ahora, mas que nunca, un modelo de negocio en alza. Lo analógico comienza a desaparecer ante la marea desmaterializante de lo digital. Ya no hay good guys o bad guys. Ahora es el mundo conectado, globalizado. Es el mundo abierto que se mira el ombligo. The man who fell to earth se mueve ahora en las grietas de las ciudades y en las marañas de cables, emergiendo con el sonido doliente de sus hijos electro/cyberpunks. Esto está a años luz de cualquier sitio.

Las cosas se dan de manera monocorde. Todo parece funcionar, todo es apariencia de conectividad y buenrollismo. El siglo XX quiere despedirse con promesas de un mundo mejor a pesar de los anuncios de caos informático del 2000. Los conflictos se barren bajo la alfombra. Ya no queda tiempo para mirar en la noche buscando satélites. En el sur del mundo las noches estan pobladas de estrellas. Pronto, dos aviones de pasajeros en Nueva York echaran por tierra toda la simulación para así poder entrar debidamente en el primer gran conflicto del siglo XXI.

 

/See my life in a comic, like the way they did the Bible

Al fin estoy fuera de la caja -pienso- Ya no es una elusiva sensación de ecos que se construyen con la luz de una tarde invernal. Just Reality y Starman ha regresado.
Realidad. Camino por calles nuevas para mí, recorridas por muchos antes. Cada rincón es una historia por contar. Al mismo tiempo, muchos lugares evocan otros lugares perdidos en el tiempo, lugares que estuvieron alguna vez dentro de la caja. Pero no es como en la caja, donde lo pasado se borra y se reemplaza por una simulación. Starman nuevamente ha aparecido de la nada y sin aviso. Se reinicia el ciclo: A Reality Tour. Demasiada realidad que acaba con el corazón de Starman hecho trizas.

 

 

 

/ Where are we now?

Las cosas se han puesto raras. No está muy claro hacia donde van los tiros. Crisis económica, crisis religiosa, crisis energética, crisis, crisis, crisis. Parece que ya no cabe más basura bajo la alfombra. Simulaciones y caudillismos. Y Starman ha desaparecido. Se dice que fueron hasta cuatro ataques al corazón. Que se ha retirado, que está internado. O simplemente, no se sabe nada.

Las leyendas del siglo XX giran por el mundo del recien estrenado siglo XXI post twin towers. Lo que queda de Pink Floyd está en concierto. Y entonces, la sorpresa.

Es una luz que no se apaga. Intermitentemente, Starman aparece. Quiere decirnos algo, que está golpeado. Que parece que se apaga. Pero no. Ahi está de nuevo. The Next Day …. ¿que pasó después de la furia?¿como pudo desvanecerse todo lo que fue?

Estoy en la caja de nuevo…pero es una nueva caja…

 

/ Look up here, I’m in heaven. I’ve got scars that can’t be seen

Son cerca de las diez de la mañana de un día domingo. Nada inusual. Aun no consigo despertar apropiadamente. Me revuelco unos minutos mas en las sabanas. ¿Has leido las noticias? – dice ella. Su voz tiene cierta inquietud. ¿Eh? – digo medio dormido – ¿Pasó algo? David Bowie ha muerto.

Los dias y los meses que siguieron a la noticia han sido testigos de una lluvia interminable de información sobre la vida de Starman. Probablemente se haya conocido más información en estos meses que en todos los años anteriores. Sin embargo, no consiguen llenar el vacío formidable que Bowie ha dejado. El album Blackstar se colcoca número uno en las listas. Es una obra de despedida gigante, inesperada, lúcida, que nuevamente, como muchas veces antes, contiene música de lugares a años luz de cualquier sitio conocido.

 

/ Everybody knows me now

Es extraño visitar una website o el facebook de alguien que ha muerto. Aunque no le hayas conocido personalmente, es como visitar la habitación de alguien que sabes no volverá. Ha quedado todo congelado y buscas con inusitado interés los restos y cosas que han aparecido en los últimos días. Algo nuevo, algo que evidentemente un par de días antes no era de interés. Asi puedes ver que cosas han quedado inconclusas o en curso. En el caso de Bowie, lo que estaba en curso era Lazarus, un cuidado musical de Broadway que recorre la trayectoria musical de Starman y que es adaptación de la novela “The Man Who fell to Earth“que el mismísimo Starman protagonizara en su versión cinematográfica en los años 70 del siglo XX . El musical fue estrenado el 7 de diciembre de 2015. Bowie asistió a la apertura. Fue la última aparición pública de Starman. Luego el silencio, hasta un mes despues, el 8 de enero de 2016, dia de su cumpleaños en la tierra.

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Y ahí estaba la fotografía. La que nadie sospechaba sería la última fotografía oficial de Starman.

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Luego, dos días después, el gran final. El 10 de enero de 2016, a solo dos días de su cumpleaños 69 y de la publicación del álbum Blackstar, David Bowie se marchaba.

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/ Farewell, 20th century

Las cosas se ven ahora diferentes desde el interior de la caja. Ya no queda mucho tiempo para mirar el cielo por las noches. Las pantallas gobiernan todo. Ya nadie escucha las extrañas voces eléctricas que alguna vez un niño pensó serían la voz de los satélites. Ahora es posible mirar desde los satelites directamente hacia abajo. Ahora es posible tener la perspectiva que un hombre de las estrellas tendría al acercarse a nuestro planeta. Y es una visión embriagadora.

Ground control to Major Tom…Ground control to Major Tom…

 

MDC – 12.2016

 

[PostData: Mientras acabo este escrito escucho BBC News. Acaban de anunciar que George Michael ha muerto…]

One comment

  1. Mfkarlos

    Hermosa crónica mi amigo, evocadora, emotiva.
    El era como una estrella, su luz nos llegaba titilando desde el lejano espacio…
    “Hay una luz que nunca se apaga”.

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